Pedro Pérez Prieto gana ex aequo el Premio Esther Benítez de Traducción Literaria
El Premio Esther Benítez ha recaído, en su cuarta edición, en P. Pérez Prieto (ex aequo con Jesús Zulaika) por su traducción de los Sonetos de Shakespeare. La particularidad de este galardón reside en que son los propios socios de ACE Traductores (v. http://www.acett.org/) quienes premian la mejor traducción publicada a lo largo del año anterior, lo cual lo hace doblemente significativo. Se trata, probablemente, del único premio de esta índole, es decir, de profesionales para profesionales de un sector que no se destaca precisamente por ser objeto de la generosidad de los medios, que a menudo olvidan el papel fundamental y constante que cumple en el desarrollo y la sostenibilidad de la industria literaria, ni de la magnanimidad, por decirlo de algún modo, de la misma.
Enhorabuena, pues, al bravo sonetero Pedro, cuya versión no sólo merece el reconocimiento de sus colegas sino de todos cuantos creemos que la poesía de Shakespeare, lejos de ser intraducible, se beneficia de cada nueva traducción. Ésta en particular se propone, además, trasladar los poemas con el mayor rigor formal posible, conservando el patrón chespiriano de rima consonante y llevando el pentámetro yámbico a su contrapartida histórica castellana, el endecasílabo, sin por ello dejar de lado en modo alguno el riquísimo y sugerente universo polisémico de los 154 sonetos.
Y para abrir boca a sus futuros lectores, nada mejor que un botón de muestra:
LVI
Renueva, amor, tu fuerza; no se diga
que tu ansia azuza menos que apetito
pues, aunque hoy alimento lo mitiga,
mañana olvidará que estaba ahíto.
Sé, amor, tú mismo, sí, aunque con hartura
ciegues hambrientos ojos hoy, mañana
vuelve a mirar; no mate tu mesura
espíritu de amor con tal desgana.
Que este triste intervalo sea mar
que divide la costa a cuya orilla
acude cada día amor a amar
cuya vuelta en la espera maravilla;
o invierno que hace, lleno de cuidado,
al verano, más raro y deseado.
Enjoy!
jueves, 5 de noviembre de 2009
viernes, 16 de octubre de 2009
Aparece edición global de los Sonetos
Según informan amablemente
This year, SHAKE-SPEARES SONNETS Neuer before Imprinted (1609), the most successful volume of poetry next to King David’s Psalms, have been with us four centuries. The initial impact of this modest and enigmatic quarto and its 154 sonnets was not overwhelming and also for the following almost two centuries Shakespeare’s sonnets slept in the limbo of cultural forgetfulness. But then, towards the end of the eighteenth century, they began to explode on the world with an extraordinary sleeper effect, the shockwaves reaching out from England to the Continent and from Europe on to the rest of the world. Now, after another two centuries, it is time to celebrate this extraordinary canonical career. It is time to build a global monument to remind the world of this quatercentenary and to celebrate the power of these sonnets to move their readers across the centuries and continents, in states unborn and accents yet unknown.
Following Shakespeare’s own instructions, a book shall be this monument – a mighty tome, an anthology of translations of his sonnets quite literally “from China to Peru”. For this, Jürgen Gutsch and Manfred Pfister, the only begetters of this project, have assembled a team of more than seventy contributors from all over the world to report on the fortunes of Shakespeare’s sonnets and their cultural presence in all the major and many of the minor languages of the world. There are expert introductions in English to all the languages and cultures in their dialogues with the sonnets, but at the core are the translations themselves, each in its original script, be that Amharic or Cyrillic.
The book aims at shedding some light on the role of translation as “medial transposition” rather than close literal rendering of a source text in a target language as was the ideal of the 19th century. Translation is now mostly considered an art in its own right, creating texts that are more than a surrogate for the original in the source language. The poetical means and the specific discourses of the original trigger, but do not dominate, the poem in translation, and undergo a metamorphosis, at its best, a sea-change into something rich and strange.
The anthology casts a wide net not only in the global range of languages but also in its broad notion of translation, which goes beyond verbal translation from one language into the other and comprises settings to music as well as performances or visual art work stimulated by the sonnets. Therefore, it will include a multimedial archive on CD (or DVD) offering readings by native speakers of all the translations and a choice of musical settings and illustrations and other images. In all this, it demonstrates a particular interest in what is marginal and non-canonical; it does not disregard what is beyond or beneath the official languages – dialect, for instance, or other vernacular varieties, artificial or sign language – nor shy back from the wilder shores of palinode, parody, deconstruction, meaning-bending appropriation and other forms of ‘radical translation’ beyond the fringe of philological faithfulness to, and respect for, the great classic of world literature Shakespeare’s Sonnets have become.
viernes, 25 de septiembre de 2009
Nueva luz sobre primeras ediciones castellanas de los Sonetos
Acabo de recibir, fresh from the loom o recién salido del horno, como gustéis, un ejemplar de la excelente y cuidada edición de Ángel-Luis Pujante dedicada a las primeras versiones castellanas de los Sonetos. Este libro forma parte, como confirma su compilador en el prólogo, de la intensa e interesantísima investigación sobre el impacto y la presencia de la obra de Shakespeare en España (e Hispanoamérica) que Pujante viene llevando a cabo desde hace años y que recientemente dio como fruto una obra de referencia fundamental para todo chespiriano de pro como es Shakespeare en España - Textos 1764-1916, escrita en colaboración con Laura Campillo.
Señala Pujanteal final del prólogo: "La presente antología aspira a ser, por tanto, recuerdo y recuperación de las primeras traduccones en verso español de los sonetos shakespearianos, que fueron la mayoría de las realizadas entre 1877 y 1922. LLámense versiones, recreaciones, transcreaciones o interpretaciones, todas piden ser juzgadas como tales y no como traducciones en prosa. Su calidad puede ser diversa, pero en ningún caso baja. Sus autores tenían oficio y dominaban no sólo la lengua de origen, sino la versificación y la rima castellanas. Ser recuperadas en este año de 2009, cuarto centenario de la publicación en Londres de los Sonetos de Shakespeare, es a la vez rememorar su singularidad y su mérito, y evocar una creación original inigualada".
Como muestra, un botón:
127
En épocas remotas la hermosura,
para ser alabada por la Fama,
exigía en el rostro de la dama
una tez de finísima blancura.
Para obtener tan raro privilegio
usaba la beldad su ciencia toda,
mas hoy la tez morena está de moda
y mancharla sería un sacrilegio.
Como el ala del cuervo son los ojos,
las cejas y cabellos de mi amante,
y a la blanca beldad causan enojos
por su negrura intensa y rutilante.
Y el negro que el color marcó del luto
es hoy de la belleza el atributo.
Carmela Eulate Sanjurjo
Señala Pujanteal final del prólogo: "La presente antología aspira a ser, por tanto, recuerdo y recuperación de las primeras traduccones en verso español de los sonetos shakespearianos, que fueron la mayoría de las realizadas entre 1877 y 1922. LLámense versiones, recreaciones, transcreaciones o interpretaciones, todas piden ser juzgadas como tales y no como traducciones en prosa. Su calidad puede ser diversa, pero en ningún caso baja. Sus autores tenían oficio y dominaban no sólo la lengua de origen, sino la versificación y la rima castellanas. Ser recuperadas en este año de 2009, cuarto centenario de la publicación en Londres de los Sonetos de Shakespeare, es a la vez rememorar su singularidad y su mérito, y evocar una creación original inigualada".
Como muestra, un botón:
127
En épocas remotas la hermosura,
para ser alabada por la Fama,
exigía en el rostro de la dama
una tez de finísima blancura.
Para obtener tan raro privilegio
usaba la beldad su ciencia toda,
mas hoy la tez morena está de moda
y mancharla sería un sacrilegio.
Como el ala del cuervo son los ojos,
las cejas y cabellos de mi amante,
y a la blanca beldad causan enojos
por su negrura intensa y rutilante.
Y el negro que el color marcó del luto
es hoy de la belleza el atributo.
Carmela Eulate Sanjurjo
miércoles, 16 de septiembre de 2009
La chespiraneidad
En el interesante artículo cuyo enlace nos envía Pedro Pérez Prieto (Are Those Shakespeare's "Balls"?Should "A Lover's Complaint" be kicked out of the canon? v.i.), su autor, Ron Rosembaum, mete el codo en la llaga más abierta de la polémica chespiriana, más abierta incluso que la de la existencia del propio Shakespeare. A saber: ¿qué es intrínseco de Shakespeare y qué no lo es? De lo cual se desprenden un sinfín de preguntas colaterales: ¿podía Shakespeare escribir mal, e incluso rematadamente mal? ¿Existe una barrera estética entre lo chespiriano y lo no chespiriano?¿Podemos atribuirle y desatribuirle pasajes e incluso obras enteras a partir de nuestra percepción de la chespiraneidad? Etc.
Si trasladamos este debate a los Sonetos y aceptamos la existencia de una chespiraneidad basada en la "excelencia", ¿no deberíamos dudar, cuando menos, de la idoneidad de los dos últimos sonetos? ¿Qué son, exactamente, el 153 y el 154, qué función cumplen, por qué se repiten sin llegar a complementarse? ¿No se ha cansado la crítica de desnudar sus múltiples vergüenzas? Ni siquiera se justifica la inclusión de ambos con criterios numerológicos: la pirámide perfecta de base 17 (que coincide con los primeros 17, llamados "de la reproducción") sumaría 153. ¿Para qué añadir uno (u otro), de floja factura para más inri, y deshacer la esbelta estructura esotérica? También aquí las preguntas son más sólidas que las respuestas.
En resumidas cuentas: si no eliminamos los dos últimos, o uno de ellos, del total de los sonetos, basándonos en su presunta fealdad, no creo que podamos ni debamos hacer otro tanto con el Complaint. Hasta tanto se demuestre lo contrario, claro.
Si trasladamos este debate a los Sonetos y aceptamos la existencia de una chespiraneidad basada en la "excelencia", ¿no deberíamos dudar, cuando menos, de la idoneidad de los dos últimos sonetos? ¿Qué son, exactamente, el 153 y el 154, qué función cumplen, por qué se repiten sin llegar a complementarse? ¿No se ha cansado la crítica de desnudar sus múltiples vergüenzas? Ni siquiera se justifica la inclusión de ambos con criterios numerológicos: la pirámide perfecta de base 17 (que coincide con los primeros 17, llamados "de la reproducción") sumaría 153. ¿Para qué añadir uno (u otro), de floja factura para más inri, y deshacer la esbelta estructura esotérica? También aquí las preguntas son más sólidas que las respuestas.
En resumidas cuentas: si no eliminamos los dos últimos, o uno de ellos, del total de los sonetos, basándonos en su presunta fealdad, no creo que podamos ni debamos hacer otro tanto con el Complaint. Hasta tanto se demuestre lo contrario, claro.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Chéspir's Complaint revisitado
Recorriendo la red, encuentro este enlace: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/07032741090747384199079/index.htm de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes que remite a una traducción -versión lírica reza el subtítulo- del Complaint al castellano. Su autor es Ramón García González y se titula Lamentos de un amante. Está vertida en alejandrinos "blancos", es decir, sin rima.
La estrofa original del Complaint -rhyme royal- es la misma que Shakespeare ya había utilizado en el Rape y en Venus y Adonis, compuesta por siete pentámetros yámbicos rimados según el patrón ababbcc.
La estrofa original del Complaint -rhyme royal- es la misma que Shakespeare ya había utilizado en el Rape y en Venus y Adonis, compuesta por siete pentámetros yámbicos rimados según el patrón ababbcc.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Chéspir's Complaint
No es casualidad que el Lover's Complaint haya sufrido la suerte que sufrió en las ediciones españolas o en castellano. Cuando Shakespeare empezaba a ser materia de traducción en la península y alrededores, allá por 1798, de la mano de Moratín (que traduce Hamlet; los Sonetos no merecen tal honor hasta mucho después, cuando los traduce Matías de Velasco y Rojas en 1877), el aparato crítico anglosajón, que hasta entonces no había dudado ni frívola ni seriamente de la autoría del Complaint, mostraba los primeros síntomas de chespiritis ad hoc y consideraba que el poema no estaba a la altura estética del resto del corpus poético -que, a su vez, no estaba a la altura del corpus damático- shakespiriano y, por tanto, no podía ser obra del mismo autor.
El primero en encender la mecha de la duda es William Hazlitt en 1817. George Saintsbury califica el Complaint de poema menor en 1896. La objeción más erudita, y más persistente, la formula en 1912 J.W. Mackail, que lo compara con el Rape y con Venus y Adonis y decide que se trata de un poema de principio vacilante, lleno de neologismos y arcaismos. pesado, engorroso, etc. Este punto de vista prevalece entre la crítica especializada y, por añadidura, entre editores y traductores, hasta bien entrados los años sesenta. La tendencia actual es la opuesta.
Aún así, contadas ediciones inglesas posteriores a 1970 incluyen el Complaint junto a los Sonetos. En lengua castellana -¡hasta 2009!- ninguna. ¿Por convicción, por prudencia, por distracción? Pregunto.
El primero en encender la mecha de la duda es William Hazlitt en 1817. George Saintsbury califica el Complaint de poema menor en 1896. La objeción más erudita, y más persistente, la formula en 1912 J.W. Mackail, que lo compara con el Rape y con Venus y Adonis y decide que se trata de un poema de principio vacilante, lleno de neologismos y arcaismos. pesado, engorroso, etc. Este punto de vista prevalece entre la crítica especializada y, por añadidura, entre editores y traductores, hasta bien entrados los años sesenta. La tendencia actual es la opuesta.
Aún así, contadas ediciones inglesas posteriores a 1970 incluyen el Complaint junto a los Sonetos. En lengua castellana -¡hasta 2009!- ninguna. ¿Por convicción, por prudencia, por distracción? Pregunto.
martes, 8 de septiembre de 2009
Last in translation
A partir de 1987, que es donde se detiene la relación de Mónica Muñoz, tengo noticia de las siguientes traducciones de los Sonetos, a uno y otro lados del Atlántico (aparte de la mía propia):
Sonetos, trad. de Carlos Pujol, Granada, Editorial Comares, 1990.
Los Sonetos, trad. de Pablo Mañé Garzón, Barcelona, Ediciones 29, 1992.
Sonetos, trad. de Mario Reyes Suárez, Bogotá, El Áncora, 1998.
Sonetos, ed. y trad. de José María Álvarez, Madrid, Pre-Textos, 1999.
Los Sonetos de Shakespeare, ed. y trad de Alfredo Gómez Gil, Madrid, Edaf, 2000.
Sonetos, trad. de Fernando Marrufo, México, Unam, 2002.
Sonetos Completos, trad. de Miguel Ángel Montezanti, Buenos Aires, Longseller, 2003.
Sonetos, trad. de William Ospina, Bogotá, Norma, 2003.
Sonetos, trad. de Antonio Rivero Taravillo, Sevilla, Renacimiento, 2004.
Sonetos, trad. de Ariel Laurencio Tacoronte, La Habana, Lira, 2005.
Monumento de amor. Sonetos de Shakespeare, ed. y trad. de Cármen Pérez Romero, Cáceres, Univ. de Extremadura, 2006. (Edición revisada).
Sonetos, trad. de Pedro Pérez Prieto, Tres cantos, Nívola, 2008.
Sonetos, trad. de Christian Law Palacín, Madrid, Bartleby Editores, 2009.
Sonetos de amor, trad. de Ignacio Gamen, Sevilla, Renacimiento, 2009.
Del mismo modo que en la entrada anterior, ruego ayuda para completar esta nutrida lista. Nótese que desde 2000 se publicaron no menos de 10 traducciones distintas.
Añado a última hora a esta lista en progreso la traducción de 21 sonetos de Marcelo Pellegrini Maclean, de 2006.
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